Congreso de Chihuahua prohíbe lenguaje inclusivo en escuelas

Con 17 votos a favor y 14 en contra, el Congreso del estado de Chihuahua reformó el artículo 8° de la Ley Estatal de Educación para retirar el lenguaje inclusivo de las escuelas.
En sesión ordinaria, el diputado del PAN y representante de la Comisión de Educación, Cultura, Física y Deporte, Carlos Olson San Vicente, dijo que su dictamen es con la finalidad de fomentar el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español.
“Que las nuevas generaciones no pierdan el dominio de su lengua materna ni se diluya la enseñanza del español ante la influencia de modas digitales o de formaciones lingüísticas ajenas a la regla del idioma”, señaló el panista.
Comentó que no se trata de “un asunto menor”, pues el lenguaje es la herramienta del pensamiento y su enseñanza “correcta” es esencial para garantizar que los estudiantes comprendan, razonen y participen activamente en la vida social y democrática de estado de Chihuahua.
“El dictamen se sustenta en un principio pedagógico claro, la educación de calidad requiere de un lenguaje claro. El idioma español no es solo un medio de comunicación, es también un vehículo de identidad, de historia y de cultura”, dijo.
En tanto, la diputada de Morena, Jael Argüelles, señaló que dicha medida representa un retroceso en materia de derechos, inclusión y libertad de expresión.
“La lengua cumple una función muy específica, comunicar. El lenguaje es un sistema vivo, evolutivo y ambiguo, que cambia día con día para nombrar nuevas realidades, nuevas identidades y formas de existir”, afirmó la legisladora desde tribuna.
Argüelles sostuvo que la iniciativa presentada por Olson busca invisibilizar la lucha de las mujeres, de las infancias, de los pueblos originarios y del colectivo LGBTTTIQ+, al pretender imponer criterios rígidos sobre el uso del idioma.
“Nombrar lo que existe fue, en su momento, un acto de rebeldía, una forma de conquistar la existencia en el discurso y transformar realidades. Por eso decimos con claridad: este decreto no es consistente con los retos de una sociedad abierta y democrática. Hoy seguimos resistiendo”, enfatizó.
Recordó que el artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la educación debe ser inclusiva, considerando las diversas capacidades, circunstancias y necesidades de los educandos, entre ellas las relacionadas con el lenguaje y las formas de expresarlo.
En su intervención, citó también al Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), que define el lenguaje incluyente y no sexista como toda expresión verbal o escrita que hace explícito el femenino y el masculino, y que además se refiere con respeto a todas las personas.
“El lenguaje puede ser un vehículo de discriminación o una herramienta de igualdad. Reeducar en el lenguaje significa avanzar hacia una cultura que reconozca los derechos de todas y todos”, señaló.
La congresista destacó además que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido la importancia del lenguaje inclusivo para visibilizar a personas históricamente marginadas —como mujeres, personas indígenas, con discapacidad, migrantes, trabajadoras del hogar y sexuales, o de la diversidad sexual—, y recordó que el Estado tiene una deuda histórica con estos grupos.
“Si cuidaran las vidas de las niñas, de las mujeres y de las personas de la diversidad sexual con el mismo empeño con el que defienden paredes y palabras, otra realidad tendríamos”, expresó.
Por su parte, la diputada del Partido del Trabajo (PT), Elizabeth Guzmán, indicó que la exposición por parte del legislador panista está mal, ya que el lenguaje inclusivo señala que es “malo” para la educación.
“Ese es el problema con este dictamen, lo hemos comentado ya aquí anteriormente, que el tema del lenguaje es un tema de los hablantes y es a nosotros a quien nos pertenece el lenguaje. Las reglas gramaticales nos hablan de dónde usar el verbo, dónde usar el sustantivo, esas son las reglas gramaticales. Si ustedes están esperando a que esto o los conservadores están esperando que poner que sea una educación con reglas gramaticales va a impedir que las y los jóvenes, las o los ciudadanos dejen de decir ella, elle, no es cierto”, comentó.
Para Jonathan Caudillo Lozano, maestro en Saberes sobre Subjetividad y Violencia por parte del Colegio de Saberes y doctor en Filosofía por la Universidad Iberoamericana, aseguró que quienes usan lenguaje inclusivo no creen que “esto mágicamente” termine con los ejercicios de exclusión y de violencia.
“Lo que se manifiesta es una postura que intenta visibilizar una multiplicidad. Cualquiera podría decir que el género gramatical y el género sexual no son la misma cosa, pero el uso de la “e” aparece en este caso más como un gesto performativo que como una simple cuestión de mala educación, como se ha querido hacer ver (sobre todo, por quienes recurren apresuradamente a la Real Academia Española, RAE, con el afán de invocar una autoridad, como si el lenguaje no fuera una realidad en perpetuo devenir)”, comentó.
Indicó que no se debe perder de vista la posibilidad de nombrar lo diferente y darle reconocimiento, ya que es ejercicio de construcción de la comunidad, la cual es entendida como apertura a la diferencia, por lo que no implica la construcción atomizada de grupos cerrados sobre sí mismos que excluyan toda alteridad, ya que esto restaría la potencia política y transformadora de la sociedad civil.
“Me parece que si no comprendemos esto existe el riesgo de acercarnos a una sociedad atomizada en individualidades cerradas, excluyentes e incluso violentas ante la presencia de otras, entendiéndolas como exterioridad amenazante. Tal como propone Rivero Weber, nombrar y reconocer la diferencia tiene por finalidad fortalecer el tejido social desde la complejidad y la multiplicidad, y esto debe tenerse presente en el debate”, finalizó.